"LA GESTIÓN DE CONFLICTOS EN ORGANIZACIONES"

 

LILIAN EDITH VARGAS y CLAUDIA GATTI PINTO

Artículo publicado en Mediadores en Red – L@ Revista – Año I – Nº 2 - Marzo 2003

1. Introducción

 El propósito de este artículo es compartir la experiencia del Equipo Interdisciplinario de la Fundación Instituto de Mediación del Chaco (FIMe)[1], en el campo de la aplicación de los mecanismos alternativos de gestión de conflictos en el área organizacional.

 La intervención en esta área se inicia partir de las diversas actividades de campo desarrolladas por el equipo interdisciplinario de la Fundación Instituto de Mediación -FIMe- a partir del año 1995. Es importante destacar que las tareas de investigación realizadas por la Lic. Claudia M. Gatti para la carrera de Relaciones Industriales de la Universidad Nacional del Nordeste (entre los años 1998 y 2000)[2] dieron el impulso necesario a la labor emprendida por el equipo interdisciplinario de la Fundación INSTITUTO DE MEDIACIÓN (FIMe) -coordinado por la Dra. Lilian Edith Vargas- desde sus inicios. Así es que el equipo interdisciplinario del FIMe continuó estudiando la problemática y desarrollando estrategias de capacitación en una primer etapa, que permitieron integrar varias disciplinas en el diseño de propuestas viables para el abordaje de conflictos en organizaciones de todo tipo, para aplicarlas luego en el diseño de sistemas de auto-gestión de conflictos de organizaciones localizadas en diversos contextos sociales de la provincia del Chaco[3]. Así se logró trabajar con instituciones educativas, la comunidad Toba de Resistencia, asociaciones comunitarias, empresas del sector automotriz, universidades. Como resultado se obtuvo una aproximación que permitió al equipo abordar otros ámbitos organizacionales con una propuesta novedosa: la creación de sistemas “híbridos” de auto-gestión de conflictos suscitados en el ámbito de las organizaciones, diseñados por los propios integrantes del sistema, con la participación de especialistas que actúen como coordinadores/facilitadores/guías (entre otros roles) de aquéllos.

 El equipo concluyó que es imperioso aplicar en las organizaciones de todo tipo mecanismos eficaces y eficientes de auto-gestión de los conflictos que en ellas se suscitan, sobre todo a partir del turbulento contexto actual y su poderosa influencia en la vida interior de las mismas. Asimismo concluyen que las estructuras poco flexibles construidas en base a un pensamiento simplista, no enfocado hacia la potencialidad de los recursos humanos, es la situación que prevalece en organizaciones de todo tipo -especialmente en el interior del país- lo que se presenta como una ventana de posibilidades para quienes trabajan en la gestión alternativa de conflictos enfocados hacia la problemática organizacional.

 La propuesta que se presenta -a modo de sugerencia de intervención-, motivada por los resultados y repercusiones obtenidos hasta el momento, intenta por una parte convertirse en un aporte que permita redescubrir las posibilidades de desempeño profesional de quienes están capacitados en técnicas vinculadas a la Prevención, Gestión, Transformación o Resolución Colaborativa y Participativa de Conflictos y que, a la vez, consideran que pueden ampliar el campo de aplicación de sus conocimientos,“más allá de la mediación, negociación o facilitación”. La intervención supone la integración de los profesionales a la organización, de modo que al entrar a formar parte de su sistema apuntarán a maximizar y potenciar los objetivos primarios de aquélla, y se constituirán también en los propios de las tareas de diseño propuesto:

 -          mejorar la comunicación;

-          promover la participación cooperativa;

-          conservar y mejorar las relaciones existentes y promover otras nuevas; 

-          proporcionar un método eficaz para el tratamiento positivo de los conflictos;

-          mejorar la productividad y disminuir los costos directos e indirectos  (emocionales, monetarios, de relación);

-          prevenir la escalada de conflictos; y

-          lograr un mayor compromiso de todos los elementos del sistema al participar en el proceso de diseño de auto-gestión de conflictos de la organización de que se trate.

 Las autoras pretenden además compartir las limitaciones y los obstáculos que se han tenido que superar en los contextos organizacionales mencionados, y algunas apostillas en torno a las vivencias de los miembros del equipo en el desarrollo del trabajo de campo.

  2. Marco teórico

 El abordaje sistémico de las organizaciones, la teoría de la comunicación humana, las técnicas y estrategias que los mecanismos alternativos de gestión de conflictos aportan, sumado todo ello al deuteroaprendizaje que se produce en el proceso de mediación (Suares, 1999) y aplicados en contextos organizacionales, sustentan la propuesta del equipo interdisciplinario del FIMe.

 Ante la imposibilidad fáctica de aplicar procesos puros para el desarrollo de la tarea propuesta (DSGC)[4], el equipo sugiere comenzar la labor reconociendo los mecanismos institucionales propios de cada organización, legitimando sus fortalezas e introduciendo las novedades que se proponen a partir de un proceso paulatino y desarrollado en etapas.

 En la experiencia del equipo y ante los discursos pesimistas[5] de los miembros de las organizaciones en estudio, aquél manifiesta necesario aferrarse al principio de Integridad de la Teoría General de los Sistemas que hace referencia a que los cambios suscitados en uno de los elementos de un sistema integrado en forma coherente, repercuten en el sistema mayor que lo contiene, haciendo necesaria una reorganización estructural y/o funcional que puede ser incremental o fundamental de acuerdo al tiempo que implique y a las resistencias que encuentre en el curso de los cambios que se imponen para su supervivencia y reproducción. Esta teoría al mismo tiempo que propone “involucrarse” sugiere mirar desde cierta distancia o altura, subirse a los pupitres como en “La Sociedad de los Poetas Muertos” para ver las cosas de otra manera.

 En referencia a la experiencia de las autoras, éstas manifiestan que fue merced a la aplicación de los principios de la Teoría General de los Sistemas que el equipo logró “comprender” a los miembros de las organizaciones donde se involucraron y así lograron optimizar los canales comunicacionales y las relaciones “con” y “entre” los grupos en estudio. Fueron sus metamensajes[6] los que transmitieron los objetivos e intereses institucionales e individuales[7], como así también sus metas, expectativas y logros, pudiendo de este modo todo el grupo[8], mediante la aplicación de las técnicas y estrategias de gestión de conflictos, ir construyendo poco a poco el “nuevo sistema de auto-gestión de conflictos” a ser aplicado en cada una de las organizaciones.

 La aplicación de estas metodologías implican un cambio en la institución, una nueva mirada hacia el conflicto y las relaciones humanas. Así Hussey (1997), considera que debemos asumir el cambio como algo que está siempre presente, y que su abordaje inapropiado, la falta de diagnósticos acerca de su naturaleza y la falta de planificación, podrían derivar en graves consecuencias como el fracaso de planes y estrategias organizacionales; aumento de los costos para la puesta en marcha de los mismos; pérdida de beneficios; pérdida de recursos humanos; disminución de la motivación y confianza en los mandos, y aumento de la resistencia al cambio

 Las organizaciones estancadas engendran las bases de su propia destrucción, consumiendo sus energías en mantener recursos humanos “dóciles” y en mantener un orden que la realidad descubre ficticios, antes que liberar los talentos y administrar la complejidad de la participación y el compromiso. Las turbulencias actuales invitan a cambios apasionantes y, desde la presente propuesta, tanto las autoras como los demás miembros del equipo interdisciplinario de la FIMe  se suman a ellos.

 3. Diseño de sistemas de auto-gestión de conflictos en organizaciones -DSGC-

 Las autoras han bosquejado una definición propia:

 “El Diseño de Sistema de Auto-Gestión de Conflictos es un proceso participativo al que una organización recurre, a fin de lograr un cambio cualitativo en la forma de gestionar situaciones conflictivas que involucran elementos internos y externos a ella,  y que supone la inversión de recursos con objetivos concretos, mediante actividades coordinadas y bajo una unidad de criterio.”

 Se trata de un proceso participativo desde el momento que, para lograr los objetivos propuestos, resulta fundamental que todos los miembros del sistema organizacional participen y se involucren directa o indirectamente en forma cooperativa, aportando sus ideas, visiones particulares, críticas, experiencias personales; y que co-construyan de esta forma un sistema que será vivenciado por ellos mismos y al que será necesario que sientan como propio, para lograr recién entonces su efectivo funcionamiento.

 Para ello será necesario un cambio cualitativo en la forma de gestionar situaciones conflictivas, lo que significa un cambio cultural que se reflejará en todos los ámbitos de la vida de las personas involucradas en el proyecto.

 Las situaciones conflictivas que se suscitan en los ámbitos investigados[9], involucran elementos internos y externos a la organización, que inciden en ella en forma determinante y que tienen que ver con la influencia del contexto o entorno inmediato (la familia, el sindicato, otras instituciones vinculadas en forma directa, como las escuelas de los hijos y otras) y mediato al sistema (políticas salariales públicas, situación económica provincial y nacional, globalización, cambios en la legislación, etc.) como potenciales generadores de conflictos a partir de los cambios constantes que en ellos se suscitan.

 Se supone la inversión de recursos en el más amplio sentido, esto es: factor humano, tecnológico, económico, comunicacional, que constituyen y dan vida a la organización.

 Las actividades que se desarrollen durante todas las etapas del diseño deberán ser coordinadas por el o los responsables del mismo, quienes actuarán a su vez como facilitadores del proceso que aquél involucra, conduciendo en todo momento la organización de tareas y grupos de trabajo con una unidad de criterio que determinará como la más apropiada, transformándose ésta a su vez en el hilo conductor de todo el proceso.

  3. 1. Etapas del proceso de DSGC

 Como todo proceso, el DSGC deberá ser implementado en sucesivas etapas, siguiendo el eje conductor que el facilitador externo haya propuesto como más apropiado. Será necesario el análisis y auto-evaluación de cada etapa[10], lo que permitirá al grupo de trabajo: 

-          realizar periódicamente los “ajustes” necesarios para optimizar le eficiencia del proyecto;

-          preparase para la etapa subsiguiente;

-          conocerse como “grupo” e ir asimilando paulatinamente los cambios que se vayan operando;

-          comprometerse con el proyecto;

-          redefinir los objetivos particulares e intereses de cada uno de los miembros de los sub-sistemas en análisis, en función de los objetivos grupales;

 3. 1. 1. Primera etapa: El diagnóstico

 El objetivo de esta instancia es conocer a la organización en estudio, intentando comprender su estructura o entramado de interrelaciones funcionales que la sostienen, y los mecanismos formales e informales que utiliza para la gestión o resolución de conflictos, con el objeto de medir su eficacia y eficiencia y operar luego a partir de esta información.

 Para ello será necesario conocer acabadamente a la organización donde se operará, desde una concepción sistémica.

 Las autoras han esbozado también una definición propia de organización desde este abordaje:

 Una organización es una entidad creada e integrada por individuos que, en forma cooperativa y coordinada, desarrollan actividades en función de los objetivos organizacionales e intereses de cada miembro.”

 Lo que esta definición señala es que todas las personas, de una u otra manera, forman parte de una organización, sea esta gubernamental o privada, con o sin fines de lucro, laboral o educativa, formal o informal, etc.. La idea es poder ubicarse en ella partiendo de conceptos básicos tomados de la Teoría General de Sistemas, lo que permitirá una visión holística (entera) de la realidad organizacional y de cada una de las personas que la integran como elementos constituyentes de ese sistema. De igual modo, posibilitará analizar los subsistemas de conflicto que en aquélla se suscitan, produciéndose un cambio de mentalidad: Entender a la organización como un organismo social, como un sistema y no como una suma de partes, o una estructura de compartimentos estancos.

 Para ello será necesario:

-          aplicar:

o        lineamientos generales del Enfoque Sistémico y la Teoría de Conflictos;

o        técnicas de recolección de datos;

o        herramientas y técnicas comunicacionales propias de los mecanismos alternativos de gestión de conflictos,

-          delimitar:

o        la frontera del sistema en análisis y su ámbito de influencia;

o        los subsistemas formales e informales;

o        los factores que intervienen en los escenarios de conflictividad;

-          analizar:

o        los diferentes elementos y subsistemas que componen la organización;

o        la estructura que la sostiene;

o        cómo y de qué tipo son la relaciones que se suscitan en ella;

o        qué mecanismos formales e informales se utilizan en la gestión/resolución de conflictos;

-          reconocer:

o        las fuentes de poder y autoridad;

o        los tipos de conflictos que se presentan, su periodicidad, rasgos comunes y características más relevantes;

o        la eficacia y eficiencia de los sistemas utilizados para gestionarlos y/o resolverlos;

o        el grado de satisfacción que se logra a partir de su aplicación;

o        la necesidad de reformularlos y/o adoptar otros nuevos;

o        las dificultades en la inserción de “terceros” en los procesos internos a la organización;

-          promover:

o        el diálogo constructivo;

o        la construcción de consenso;

o        mecanismos de acercamiento y generación de confianza con base en la confidencialidad y el respeto por la diversidad;

o        la reflexión sobre hábitos no constructivos.

 En base a nuestra experiencia, consideramos vital considerar y estar preparados para el rechazo inicial hacia los “facilitadores” por parte de las personas que componen los sistemas sobre los que se opera y su resistencia natural a los cambios que se van generando a medida que se avanza en la intervención. A modo de ejemplo, las organizaciones educativas donde pudimos operar constituían todas una estructura formal piramidal, resultando sus mecanismos habituales de gestión de conflictos como netamente resolutorios: en lo formal, a través de la aplicación directa de la normativa vigente; informalmente, a través de prácticas disuasorias vinculadas al ejercicio del poder y/o la autoridad de ciertos subsistemas informales cuyos miembros veían con desagrado esa suerte de “blanqueo” de sus prácticas habituales a pesar de que resultaban conocidas por todos. Por otra parte, algunos subsistemas informales constituían el verdadero centro de poder, mientras que la autoridad era aplicada por el subsistema de dirección atendiendo “sugerencias” o conclusiones de aquéllos, lo que a su vez se constituía en factor generador de nuevos y más profundos conflictos.

 A fin de cumplir con los objetivos de esta etapa, resulta útil recurrir a las técnicas y estrategias básicas de comunicación[11] para lograr la recolección de todos los datos e información necesarios para continuar luego con la etapa subsiguiente. Se sugiere que estas técnicas y estrategias sean “trabajadas” con cada subgrupo o subsistema en su ambiente natural, para luego comparar los resultados con los datos obtenidos fuera de ellos.

 Una dato que recomendamos tener en cuenta al momento del análisis y delimitación de la organización, es que en todos los casos analizados, se lograron identificar fácilmente los subsistemas formales a partir de la confección del organigrama de cada organización. Pero al momento de delimitar los subsistemas informales, sus miembros aparecían coexistiendo en más de uno o abarcados por otro mayor, según el parámetro “afinidad”, pero determinados por cuestiones témporo-espaciales y funcionales (“grupo de la tarde”; “los que toman mate”, “el equipo de fútbol”, “las maestras y/o profesoras de materias especiales”, etc.).

 Una vez elaboradas las conclusiones de esta etapa, consideramos conveniente realizar un análisis exhaustivo que permita, por un lado, descubrir aquellos aspectos sobre los que no se ha avanzado o de los que no se ha obtenido suficiente información, y por otro, reformular hipótesis y objetivos de modo de adaptar la idea inicial de la intervención, a la realidad del sistema de que se trate.

 En cada etapa el “grupo” deberá “construir consensos”, para lo cual algunas veces el diseñador se transformará en mediador de los miembros de cada grupo; otras en negociador directo de sus intereses y necesidades; pudiendo actuar también como facilitador de los conflictos que se vayan suscitando a partir de su participación en este proceso. No olvidemos que éste resulta ser un elemento extraño a la organización, que pasará a formar parte de la misma y que esta inclusión suele ser generalmente rechazada en un primer momento por el grupo

 En cada uno de estos procesos internos, el facilitador podrá aplicar, como decíamos, las técnicas o estrategias propias de cada uno de los roles que vaya desarrollando. Podrá ser necesario por ejemplo:  

o        que todo el grupo (facilitador y miembros de la organización) se coloque “en el balcón” a fin de lograr una mirada objetiva de las tareas emprendidas;

o        y así poder“redefinir” las hipótesis de trabajo;

o        o también “parafrasear” los mensajes y meta-mensajes recibidos de parte de los miembros de la organización;

o        y“reflexionar”sobre los hábitos no constructivos y las conclusiones que se vayan obteniendo.

 3. 1. 2. Segunda etapa: El diseño

 Una vez obtenidas las conclusiones de la primer etapa -la que ha sido trabajada colaborativamente entre el facilitador y los miembros o componentes de los diversos subsistemas de la organización- es tarea de aquél el análisis de las conclusiones obtenidas.

 A partir de ese análisis, se podrá bosquejar y diagramar todo el sistema de la organización donde se esté “operando” (propuesta preliminar), para proceder luego al diseño del sistema de auto-gestión de conflictos específico y aplicable a la organización de que se trate (diseño final).

 3. 1. 2. 1. Propuesta preliminar

 Se trata del primer boceto, borrador o síntesis de la propuesta definitiva, la que será puesta a observación de los directivos de la organización, o de quien/es haya/n solicitado el servicio, a fin de su análisis y consideración.

 Resulta determinante en función de su viabilidad, que esta propuesta preliminar sea consensuada y analizada previamente en forma conjunta entre el equipo facilitador y los diferentes subsistemas que conforman la organización, para lo cual será necesario recurrir nuevamente a las técnicas y estrategias mencionadas, ya que la toma de decisiones en relación a aspectos tan fundamentales que hacen a la vida organizacional -como la gestión de conflictos- supone la construcción cooperativa de consensos y acuerdos de funcionalidad.

 Al lograr que la propuesta preliminar sea consensuada y reformulada en los niveles operativos, y aprobada en los niveles de dirección, se podrá continuar con la construcción del Diseño Final.

3. 1. 2. 2. Diseño final

 Esta instancia conlleva la presentación de la propuesta final del Sistema de Auto-Gestión de Conflictos a ser aplicado en la organización, el que se sugiere sea acompañado además de una propuesta o programa intensivo de:  

-          difusión interna, a fin de que el 100% de los miembros de la organización conozcan el nuevo sistema de gestión de conflictos que operará en la organización;

-          capacitación, para que todas las personas involucradas en la organización conozcan, aprehendan y se ejerciten en las metodologías, estrategias y técnicas a ser implementadas;

-          intercambio de experiencias y reuniones de reflexión, con el objetivo de ir auto-evaluando las tareas emprendidas, esto es, ya implementado el sistema y conociendo cómo opera en los diferentes subsistemas de la organización, poder aprender de unos y otros y de las experiencias de cada grupo.

 La presentación deberá contener en detalle todas las etapas, los procedimientos y actividades involucrados, los objetivos de cada una de ellas, como así también la determinación de los tiempos, y estimación de los costos del programa total.

 Es en este momento en el que se visualiza la práctica del equipo de trabajo externo en la función de facilitación, coordinación y cooperación con los miembros de la organización, ya que éstos habrán logrado determinar o redescubrir sus necesidades, intereses y objetivos particulares, grupales y organizacionales, delimitando funciones, reconociendo factores de generación de conflictos, estrategias actuales y posibles y fundamentalmente los cambios reconocidos como necesarios y posibles de adoptar para la mejora de sus relaciones.  

  Resulta a todas luces más que evidente, a partir de nuestra experiencia y de las conclusiones finales de nuestra propuesta, que el / los facilitadores externos de la organización donde se desarrollen las tareas a las que nos hemos referido, operan entonces como simples “traductores” de la voluntad de sus propios miembros, los que verán así reflejada en la propuesta definitiva su propia voluntad organizacional en miras de mejorar su relación tanto con los “clientes internos” como con los “externos”.

 3. 1. 3. Tercera etapa: Puesta en práctica

 Son diversas las modalidades de aplicación efectiva y posterior implementación del Sistema de Auto-Gestión de Conflictos que se ha diseñado.

 A continuación se mencionan dos posibilidades que el equipo interdisciplinario de la FIMe ha llevado a la práctica y que han resultado positivas en diferentes contextos:

 a) Experiencia piloto: se comienza con la aplicación del programa a situaciones concretas con algunos sectores, o subsistemas, facilitándose así el análisis y evaluación periódica de los resultados obtenidos, con el fin de introducir y aplicar posibles modificaciones o adaptaciones a todo el sistema.

En el caso de las organizaciones escolares[12], comenzamos con uno de los turnos, específicamente con una división[13], recibiendo poco apoyo y compromiso por parte del sector docente en la primer etapa. Al finalizar el programa logramos el involucramiento de todos los sectores (subsistemas) de ambas instituciones. En ambos casos el programa se encuentra ya “instalado” en ambas organizaciones, incluido en la currícula escolar y proyectado además hacia la  comunidad educativa (al entorno mediato[14] e inmediato[15] de “la escuela”).

      b) Aplicación en toda la organización: Esta forma de aplicación resulta viable cuando existe un real compromiso por parte del subsistema “dirección” en el sentido de sostener el nuevo sistema de auto-gestión de conflictos en el tiempo, como así también de constituirse en ejemplos del cambio. Caso contrario, se corre el riesgo de que el mismo se agote en sí mismo al no lograrse su “reproducción" en los grupos de prueba, o por haber “pasado de moda” o por ser desconocido por parte de sus miembros, por ejemplo. Será necesario un seguimiento constante, apoyo permanente y un mayor involucramiento por parte de los facilitadores externos / diseñadores, por lo que es necesario tener en cuenta la inversión témporo – económica ya que se trata de procedimientos a mediano y largo plazo.

 3. 2. Cuarta etapa: Evaluación

 Aunque se incluye como una etapa dentro de todo el proceso, el sistema de evaluación y auto-evaluación a aplicarse debe operar durante todas las etapas del programa, tanto en el diagnóstico (ex ante), como en su formulación y puesta en práctica del mismo (ex post). De esta manera, se flexibilizará la propuesta, haciendo posible el abordaje de los cambios que se irán produciendo, y la consecuente reformulación de los procedimientos programados.

 Basamos esta afirmación en los propios fundamentos de la Teoría General de los Sistemas, la que determina que las relaciones humanas producen constantes cambios, y que los mismos deben ser abordados dentro del contexto global.

 Estos cambios deberán ser previstos como factibles en la propuesta preliminar, como así también deberá ser prevista la metodología a seguirse en el diseño final, como una constante en la vida de la organización.

 4. Notas finales

 Características del proyecto diseñado:  

-          estructurado

-          móvil

-          adaptable – reajustable

-          representa la voluntad de los miembros de la organización

-          traduce la vida y realidad de la organización

 Roles del diseñador:

 Ya hemos comentado que el facilitador externo ejercerá diversos roles, según el momento, lugar o situación que se plantee en el proceso de DSGC. Así que, como ya hemos mencionado, podrá actuar como mediador, negociador, facilitador, y/o también como especialista (se constituye en el experto que incorporará a la organización sus conocimientos previos a fin del DSGC propuesto), como educador (a medida que todos los miembros del sistema se van involucrando y comprometiendo con el proceso, el facilitador desarrolla una tarea típica en este sentido, por cuanto a través de las técnicas que implementa resulta un proceso de enseñanza-aprendizaje-enseñanza que retroalimenta la relación facilitador-miembro de la organización, donde ambos elementos del sistema co-construyen un nuevo saber), como evaluador (estará a su cargo la constante consideración de todos los aspectos de las tareas iniciadas, determinando posibles cambios, aportando nuevas ideas, tomando decisiones ante situaciones imprevistas, etc.).

 Funciones básicas del diseñador en su rol de facilitador:

 En el ejercicio de este rol, el tercero experto es quien conduce los encuentros, reuniones y debates necesarios para el desarrollo y cumplimiento de los objetivos de la tarea propuesta. También orienta y colabora en el diseño de procedimientos para la toma de decisiones conjuntas. Todo ello en miras de:  

-          lograr la eficacia y eficiencia del trabajo grupal;

-          potenciar la capacidad y labor del grupo;

-          legitimar a sus integrantes;

-          utilizar sus destrezas organizativas y comunicacionales para mejorar la comprensión recíproca del grupo, explorar y comprender la matriz de funcionamiento de cada sub-grupo, etc.;

-          ayudar a que los grupos interactúen y se integren con otros grupos;

-          propender al involucramiento y compromiso de todos.

 5.  Reflexión final

 En determinado momento, la reflexión que se nos impuso a los miembros del equipo interdisciplinario de la Fundación INSTITUTO DE MEDIACIÓN fue acerca de la posibilidad cierta de aplicar nuestra propuesta al interior de nuestras propias organizaciones -en aquellas que participamos como profesionales, directivos, voluntarios, socios- e inclusive en organizaciones dedicadas a la gestión de conflictos, en las que en general no se utilizan los propios métodos allí difundidos, permaneciendo los conflictos, por el contrario y paradójicamente, latentes o canalizados negativamente.

Nos preguntamos entonces: ¿cómo aplicar la mediación entre mediadores?, ¿es posible aplicar las técnicas y estrategias de gestión de conflictos en nuestro ámbito familiar y/o laboral? (o en cualquier otro espacio social en el que participemos activamente junto a otras personas?); ¿podemos lograr optimizar nuestros propios recursos en beneficio de nuestra organización?, ¿podemos mejorar nuestra productividad a partir de la aplicación de las metodologías para las que nos hemos capacitado tanto?

 La respuesta que hoy se impone es SI, y hasta es posible que lo estemos haciendo sin darnos cuenta, resultando inclusive que, los cambios que incorporamos en nuestros hábitos comunicacionales están haciendo efecto también en los demás miembros de nuestros círculos relacionales próximos, a modo de “contrabando hormiga”, de a poquito y silenciosamente.

 Sólo necesitamos ordenarnos, programar nuestras tareas, “sistematizarlas” hacia el logro de los objetivos que nos propongamos.

 



[1] Puede consultarse la información acerca de los miembros del equipo interdisciplinario del FIMe, como así también sus currículums y la tarea que allí se realiza en www.institutomediacion.org/quienes somos/curriculums o a través de su correo electrónico: consultas@institutomediacion.org

[2] La Lic. Gatti se planteó como objetivo secundario en este trabajo de investigación, analizar las posibilidades de inserción de la mediación en organizaciones empresariales de distintos tipos del área de Resistencia, Chaco, a partir de un diseño efectivo de gestión de conflictos adecuado a la cultura local y sus numerosas variantes.

[3] Chaco es una provincia localizada al Nordeste de la República Argentina.            

[4] DSCG: diseño de sistemas de gestión de conflictos.

[5] A modo de ejemplo, se pueden citar los “discursos” que los docentes de las instituciones educativas repetían en uno y otro caso, cuando el equipo inició su labor: “... en esta escuela no existen los conflictos ...”¸ “... nosotros los docentes somos los mediadores naturales entre los alumnos ...”¸”... los niños / adolescentes son muy jóvenes para poder decidir sobre sus propios conflictos ...”.

[6] Aquéllo que realmente se quiere comunicar, “mensaje del mensaje” (Watzlawick, 1997).

[7] A modo de ejemplo: a partir del trabajo que el equipo de FIMe desarrolló en la comunidad del Barrio Toba de la ciudad de Resistencia, se logró rescatar su propia identidad cultural -objetivo no propuesto al inicio del programa-, adaptando las metodologías propias del “grupo toba” en el campo de la gestión de conflictos, a las necesidades y realidad propias del Barrio.

[8] Conformado éste por el equipo de FIMe y los propios miembros de las organizaciones, incorporados aquéllos ya como un subsistema dentro de éstas.

[9] Estas situaciones conflictivas van desde vicios comunicacionales -como el ocultamiento de información, la ausencia de diálogo entre pares, rumores y otros-, hasta disputas explícitas que dividen a compañeros de trabajo en bandos opuestos a favor de una u otra parte, por ejemplo.

[10] Se considera a su vez a cada una de las etapas del proceso de DSGC como un sub-sistema del sistema general que el diseño en sí mismo constituye.

[11] En los trabajos de campo resultó de utilidad realizar entrevistas aplicando la técnica de preguntas, recurriendo a grupos de discusión (donde se proponía no obtener conclusiones desde el prejuicio), charlas informales (que permitieron confirmar datos) con base en la “escucha activa”, paralelamente a la aplicación de técnicas propias de mediación y negociación como “ponerse en los zapatos del otro”, “subirse al balcón”, “agente de la realidad”, “tormenta de ideas”.

[12] Específicamente nos referimos a las dos primeras instituciones escolares donde el equipo interdisciplinario de la FIMe desarrolló sus actividades: las Escuelas de Nivel Secundario “Lino Torres” y “Ernesto Guevara de la Serna”, ambas de la ciudad de Resistencia, provincia del Chaco, Argentina.

[13] 8º 1ª de EGB y 3º 2ª de Polimodal en la primera de ellas; y 2ª año de secundario en la otra.

[14] Las familias de los miembros de esas organizaciones educativas por ejemplo; ó, la legislación que se dictó con posterioridad a la puesta en práctica de dichos programas tomando como base estas experiencias.

[15] El barrio donde las escuelas están instaladas, por ejemplo.

 

 

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